Ave María (The Hail Mary)

En virtud de su cooperación singular con la acción del Espíritu Santo, la Iglesia han desarrollado la oración a la santa Madre de Dios, centrándola sobre la persona de Cristo manifestada en sus misterios. la Iglesia ora también en comunión con la Virgen María para ensalzar con ella las maravillas que Dios ha realizado en ella y para confiarle súplicas y alabanzas, La salutación del ángel Gabriel abre la oración del Avemaría.

Después del saludo del ángel, Santa Isabel es la primera en la larga serie de las generaciones que llaman bienaventurada a María. Porque nos da a Jesús su hijo, María es madre de Dios y madre nuestra; podemos confiarle todos nuestros cuidados y nuestras peticiones: ora por nosotros como oró por sí misma: “Hágase en mí según tu palabra” . Pidiendo a María que ruegue por nosotros, nos reconocemos pecadores y nos dirigimos a la “Madre de la Misericordia”, a la Toda Santa:

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén

Hail, Mary, full of grace,
the Lord is with thee.
Blessed art thou amongst women
and blessed is the fruit of thy womb, Jesus.
Holy Mary, Mother of God,
pray for us sinners,
now and at the hour of our death.
Amen.

So 3, 17;  Lc 1, 38; Lc 1, 48; Iglesia Católica, “Catecismo de la Iglesia Católica” 2673-2682